Imagen: Morgan & Cía. |
Al margen de esta práctica, siempre que sea posible será preferible emplear palabras de nuestro sistema que designen la misma entidad, objeto o persona. Hasta aquí, no habría demasiados problemas por la incidencia de un idioma sobre otro.
No obstante, hay un procedimiento también muy frecuente que sí genera una mixtura evitable: el uso de una e- (abreviatura extrema de electronic, en inglés) como prefijo de palabras en español.
Así, muchos sustantivos reciben esta e- cuando en realidad deben ser complementados por el adjetivo electrónico. No es raro, entonces, encontrar palabras como las ubicadas entre los ejemplos de 1, donde deberían encontrarse las que se presentan en 2: