Foto: Asucntos cubanos (poema recomendado) |
Lo cierto es que lamentamos y una nostalgia nos invade como, en otra magnitud, corresponde a las pérdidas irreparables. Todo esto, claro, en el mundo adulto que heredamos y construimos en forma tan inconciente como aprendida.
Tal vez por este significado que alguna vez se le dio a la “rotura” es que los niños, ni bien hablan son capaces de verbalizar la mejor explicación cuando algo se rompe.
Pese al egocentrismo lógico al año y diez meses, cuando el “yo” está a flor de piel, tras su primer cristal quebrado, mi pequeña dijo: “Se rompió”.
¡Santo remedio!, no hay responsables ni sentimiento de culpa. “Se rompió”, no “lo rompí”. A eso le dicen “impersonalidad”, algo ocurre y punto, no importa quién lo ocasionó. Puede llevar mucho tiempo enseñarlo en una clase de Español, pero los niños lo aprenden ni bien pronuncian sus primeros pensamientos hilvanados y los medios de prensa lo utilizan con fines de omisión. Es una mágica forma de esconder al responsable.
Lectura recomendada:
Oraciones impersonales
A mí me fascina cuando los niños empiezan a armar frases completas producto de impecables razonamientos, como el que nos cuentas. Dice mi mamá que sospechaba que yo era zurda así que un día me puso la cuchara en la mano derecha para jugar a que comía mientras ella me daba de comer de verdad. No pasaron ni dos segundos hasta que le dije "no she pede", mientras llevaba la cuchara a la mano izquierda. De nuevo, no se puede, el mágico impersonal.
ResponderEliminar¡Muchas gracias, Gabriela! Indudablemente, los hijos abren un mundo de resignificaciones. En este caso, me llamo la atención que utilizara el mecanismo de la impersonalidad de forma tan acertada. De paso, aprovecho para insistir en que los medios informativos deberían evitar este recurso, ya que su tarea, justamente, implica lo contrario a esconder al sujeto de una acción. Al menos en teoría.
EliminarAbrazo.