Todo mi reconocimiento en el mundo real y en la vida cotidiana, no obstante, creo importante subrayar el error que se comete cuando se trata de trasladar los problemas de la realidad al uso de un medio para referirse a ella.
En este blog se ha escrito un artículo acerca del llamado uso sexista del lenguaje (ver entrada), donde especifico mi opinión al respecto, al tiempo que reconozco cuáles considero las formas adecuadas de expresarse en la lengua escrita, aún atendiendo las demandas de grupos que demandan inclusión.
La posición de autoridades catedráticas
Para agregar información acerca de este tema, invito a leer el reciente artículo de Ignacio Del Bosque, catedrático de la Real Academia Española, donde deja en claro que el idioma Español no fomenta la discriminación, porque no se refiere al sexo de los entes a los que refiere. (Ver artículo completo)
Un artículo interesante
El periodista Leonardo Haberkorn expresa en el blog El Informante, su opinión a favor de no someter al idioma a las luchas sociales. Con un toque de humor, evidencia muchos errores sintácticos y gramaticales que comúnmente se cometen con el tan polémico uso no sexista del idioma.
A continuación veremos algunos de sus párrafos:
10 de noviembre de 2007
No soy gorilo, soy periodisto y progresisto
En tiempos tan progresistas como los que corren, el idioma debe cambiar y hacerse políticamente correcto. Por eso a los ciegos no se los llama ciegos sino “no videntes”, a las prostitutas se las denomina “trabajadoras sexuales”, los niños que viven en la calle son niños en “situación de calle” y no hay gente con retardo sino con “capacidades diferentes”. Ya no se sufre de estreñimiento sino de "tránsito lento". El cambio de denominación no hace mejor las cosas, pero se supone que quedan más prolijas. Se puede decir “tuberculoso” pero nunca jamás “sidoso”: hay que decir “seropositivo”. El mundo es así: unos trabajan para conseguir la vacuna y la cura del sida, otros corrigen el idioma.
El último grito idiomático de lo políticamente correcto, impulsado por grupos y organizaciones feministas, es el de rechazar los genéricos masculinos.
Este movimiento comenzó hace algunos años. Uno de sus primeros logros fue conseguir que la palabra “edil”, que se usaba en forma indistinta como sustantivo femenino y masculino (la edil Mengana o el edil Fulano), dejara de emplearse como genérico para mujeres y hombres.
Ahora, en el caso de una mujer, hay que decir “la edila”. Es una conquista fundamental en la lucha por la igualdad de géneros. La palabra “edil”, bajo su apariencia de igualdad sexual, representaba todo el machismo idiomático subyacente en nuestra cultura. Quizás lo justo sería dar un paso más y eliminarla del todo. Borrarla de la faz de la Tierra. Si el curul es mujer, que sea la edila. Y si el curul es hombre, que sea el edilo.
Ahora que lo pienso: también hay que eliminar la palabra “curul”: deberían ser el curulo y la curula. El curulo Pirulo y la curula Pirula.
Vínculo relacionado:
El Nacional
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